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Posted by: In: Sin categoría 26 Oct 2018 0 comments

AGESTRAD - TicCámaras - FEDER

GRUPO VERCHER-MAKEEVA S.L. ha sido beneficiaria del Fondo Europeo de Desarrollo Regional cuyo objetivo es mejorar el uso y la calidad de las tecnologías de la información y de las comunicaciones y el acceso a las mismas y gracias al que ha implantado un CRM, una solución de Email Marketing y Dinamización de Redes Sociales para la mejora de competitividad y productividad de la empresa. [16/10/2018]. Para ello ha contado con el apoyo del Programa TicCámaras de la Cámara de Comercio de Granada.

Si no tuviéramos una palabra para decir “amor”, “odio”, “preocupación”, “tranquilidad”, ¿podríamos realmente sentirlo? Esa es una de la preguntas que se planteó el lingüista norteamericano Benjamin Whorf al observar que algo curioso pasaba con el lenguaje: nuestras categorías para observar el mundo podrían no ser las únicas posibles.

Lenguaje limitar realidad

Todo ocurrió en un viaje de expedición para estudiar al pueblo y lenguaje hopi. Fue en este trayecto donde se percató de la gran diferencia entre las lenguas europeas y la forma de expresarse de los hopi. Los hopi carecen de tiempos verbales. Centran su atención en los hechos. Si ocurrieron o no, y quien los vio. Por ejemplo, la palabra “wari”, quiere decir “corriendo”. Puede significar “corre”, “corrió”, “ha corrido”, etc.  No importa cuándo sucedió, sino que sucedió en sí y quién lo hizo o quién vió el hecho suceder.

Por lo tanto, podríamos afirmas que los hopi viven en un mundo de hecho, que pueden haber sido vistos o no vistos. En cambio, nosotros vivimos en un mundo de tiempo verbales, calendario y relojes.

Más adelante, se han realizado experimentos que corroboran esta teoría. Por ejemplo, un estudio de esta índole concluyó que los hablantes de habla inglesa y lo de lengua maya tienden a escoger o clasificar objetos de forma distinta. En el experimento, se les pidió a los dos grupos de hablas distintas que eligieran objetos parecidos a una caja de cartón. Los de habla inglesa, seleccionaron objetos con forma de caja, aunque fueran de cristal, plástico o cartón; mientras que, los de habla maya, escogían objetos de cartón, sin importar su forma. Esto se produjo porque la lengua maya da más importancia a los materiales que componen los objetos  que la forma que tienen.

En otro estudio, se entregó un cuento de unas 24 ilustraciones a cinco grupos de niños, cada grupo de procedencias distintas: turco, hebreo, alemán, inglés y español. A continuación, se les pidó que contaran con sus propias palabras la historia que habían visto en imágenes. Se encontró que cada grupo de niños, hacía énfasis en aspectos distintos. Así, los hablantes de turco, español y hebreo,podían más atención e hincapié en describir la acción, mientras que, los hablantes de inglés, describían más el lugar donde ocurría la acción. También había diferencias en los aspectos temporales y en el énfasis en los detalles que rodean a los protagonistas.

Este tipo de estudios, han dado lugar a que sea relativamente aceptado que hay una relación entre la importancia que cada lengua da a determinados aspectos de la realidad y la manera de categorizarla. Esto es como se ha denomindado a la hipótesis que sintetiza estos conceptos: “hipótesis de Whorf-Korzybski”.

Si uno tiene la suerte de hablar una lengua distinta a la materna, sabrá que cambiar de idioma, es literalmente “cambiar de mundo”. Pero no es necesario cambiar de idioma, para darnos cuenta que las palabras sí moldean la forma en que relacionamos algunos conceptos.  Y esto se debe a los discursos y las visiones de mundo que tienen asociados. En ese sentido, la forma en la que nuestro lenguaje describe el mundo, afectaría, no tanto a como vemos el mundo en sí, pero si podemos afirmar que afecta a la manera en que ordenamos categorías y establecemos relaciones entre las cosas.

 

Desde hace años, es común decir que los esquimales tienen 40 palabras o más para referirse a lo que nosotros denominaos sencillamente “nieve”. Sin embargo, según nuevas investigaciones lingüísticas acerca del “idioma esquimal”, no es completamente cierto que existan 40 palabras para esta denominación.

 

Todo empezó cuando el lingüista y antropólogo Franz Boas publicó en el prefacio de su libro Handbook of American Indian languages (1911:25) la siguiente afirmación:

 

“Otro ejemplo del mismo tipo sería las palabras para NIEVE en esquimal. Aquí encontramos una palabra, “aput”, que expresa NIEVE SOBRE EL SUELO; otra, “qana”, NIEVE CAYENDO; una tercera, “piqsirpoq, NIEVE A LA DERIVA; y una cuarta, “qimuqsuq”, NIEVE ARRASTRADA POR EL VIENTO.”

 

¿Realmente tienen los esquimales 40 palabras para referirse a la nieve?

¿Realmente tienen los esquimales 40 palabras para referirse a la nieve?

Esta inocente ejemplificación sirvió de pretexto para futuros lingüistas. Es el caso de Benjamin Whorf que en su artículo Science and Linguistics amplió el número a 5 palabras para designar la nieve o Roger Brown que lo redujo más tarde a 3. Pero fue tras una generalización en 1975 de Carol Eastman al comentar que son “muchas palabras”, en su Aspects of Language and Culture, lo que llevó a Landfors Wilson a afirmar que se trataba de 50 palabras las que tenían los esquimales para nombrar a la nieve. Para 1984, esta afirmación ya se había difundido por varios medios de divulgación de masas, como la televisión y la prensa, por lo que el hecho tan curioso se volvió bien conocido.

 

Sin embargo, como indicamos al principio de este texto, esa afirmación no es cierta. El primer problema que se encontraron los lingüistas al analizar el tema es que el “idioma esquimal” no existe de por sí. Es decir, que la etnia Inuit (en teoría la que habla el “idioma esquimal”) está compuesta por catorce comunidades diferentes que no hablan un único idioma, sino que se trata de 8 familias de lenguas que suman un total de 22 idiomas diferentes.

 

Pero, ¿cómo surgió entonces esta confusión? La respuesta es realmente sencilla: los Inuits usan lenguas aglutinantes. Una lengua aglutinante es aquella en la que las palabras se forman uniendo monemas independientes. Un ejemplo de ello es el finlandés, así, la palabra taloissani “en mis casas” está compuesta por: talo “casa” + i marca de plural + ssa marca de lugar (“dentro de”) + ni sufijo que indica al posesión (“mi, mis”).

 

De esta forma, volviendo al tema que nos atañe, una manera de tener un resultado más generalizado, consiste en remitirnos a las raíces comunes en todas las variantes de las lenguas inuits. En este caso son solo tres: *qaniɣ (“nieve cayendo”), *aniɣu (“nieve caída”) y *apun (“nieve sobre el suelo”). Según el lingüista Larry Kaplan, de la Universidad Alaska Fairbanks, estas tres raíces están en todas las variantes de las lenguas de los Inuit. Y es así como se han formado todas esas variaciones de la palabra “nieve” en la etnia Iniut.

 

Isabel María Cara Martín

En los últimos años, el chino mandarín ha cobrado mucho protagonismo hasta convertirse en una de las lenguas más importantes del planeta, no solo por los millones de personas que la hablan, sino también por las inigualables oportunidades laborales que ofrece el conocimiento de este idioma gracias a que China es ahora una de las grandes potencias económicas mundiales.
Ahora que esta lengua empieza a ser más estudiada y a tener mayor presencia en los países occidentales, muchos debaten sobre la razón por la que este país adoptó un sistema de escritura tan complejo, basado en unidades mínimas de significado llamadas «caracteres» o «ideogramas» y que tan difícil hacen su aprendizaje.

La cultura tradicional china atribuye la invención de los caracteres a Cang Jie (倉頡), ministro del mítico Emperador amarillo (黃帝), a quien los chinos de la etnia Han (la mayoritaria en China) consideran su ancestro. Según la tradición china, Cang Jie habría creado los caracteres imitando las huellas de los pájaros. Asimismo, el filósofo Laozi (老子) en su libro Daodejing (Tao Te King en la antigua forma de transcripción fonética) apuntó que el origen de los caracteres estaba en los nudos que la gente solía hacer en cuerdas como sistema para recordar cosas. Por desgracia, todas estas historias son leyendas que todavía carecen de evidencias científicas. En cambio, sí se han registrado algunas formas de escritura primigenia en piezas de bronce y, lo que es más sorprendente, en huesos de animales correspondientes a la época de la dinastía Shang (XVII-XI a. C.).

Los textos presentes en huesos de mamíferos y en caparazones de tortuga tenían un carácter adivinatorio, lo que significa que se usaban como oráculo. Con este propósito, los huesos y caparazones se limpiaban para que no quedara ningún resto de sangre o carne, después se pulían para dejar su superficie plana y se practicaban en su interior varios agujeros sin atravesar por completo el hueso. El paso siguiente consistía en que el chamán inscribía su nombre, la fecha y la pregunta. Las preguntas podían ser sobre temas muy variados: enfermedades, nacimientos y muertes, clima, cosechas, caza, etc. Acto seguido, se calentaba el hueso o caparazón hasta que se resquebrajaba partiendo de los agujeros que se habían hecho previamente. A partir de las grietas, el chamán podía interpretar la respuesta de los dioses a su pregunta y comunicársela al rey, quien normalmente dirigía este tipo de actividades adivinatorias.

AGESTRAD Hueso oracular. Caparazón de tortuga.

Hueso oracular. Caparazón de tortuga.

 

Por otro lado, las piezas de bronce eran en su mayoría recipientes pertenecientes a la familia real, los aristócratas y las élites políticas que se usaban en rituales para honrar a los antepasados. Por lo general, las inscripciones son poco visibles, ya que suelen encontrarse en el interior o en el fondo del recipiente. Aunque se trata de textos más largos que los grabados en huesos y caparazones, tienen una relevancia menor debido a su contenido. No obstante, mientras que la práctica adivinatoria con los huesos oraculares se fue perdiendo progresivamente, las inscripciones en bronce fueron heredadas por la siguiente dinastía, la Zhou.

Si bien, como es lógico, los caracteres usados en la época eran bastante concretos y pretendían representar la realidad mediante dibujos que recordaban a la imagen de los distintos elementos presentes en el mundo y en la naturaleza. Algunas de estos caracteres basados en representaciones pictóricas aunque su forma haya evolucionado. En las siguientes imágenes podemos ver cómo han cambiado algunos de los caracteres chinos más utilizados. En efecto, observamos que algunos de ellos eran una fiel representación de la realidad, como es el caso del origen del caracter de persona, rén (人), que venía a imitar la imagen de un hombre de perfil, o de montaña, shān (山).

AGESTRAD - Evolución de algunos caracteres chinos. La última columna se corresponde con la escritura actual de caracteres simplificados.

Evolución de algunos caracteres chinos. La última columna se corresponde con la escritura actual de caracteres simplificados.

 

AGESTRAD - Evolución del carácter de oveja, yáng (羊).

Evolución del carácter de oveja, yáng (羊).

 

Por desgracia, esta forma de escritura podía representar conceptos simples, realidades tangibles principalmente, pero no podía abarcar todo el léxico de la lengua, razón por la cual empezaron a añadirse caracteres que aportaban una parte fonética y otros que, en combinación con los existentes, facilitaban la creación de nuevos conceptos o añadían un matiz a los originales.
Aparentemente, no existe una decisión deliberada detrás de la adopción de este sistema de escritura, aunque ahora sí sabemos que se trata de un idioma de tradición milenaria y en el que muchos de sus caracteres imitan la realidad a la que intentan representar, lo cual permite en gran medida la deducción del significado de un gran número de palabras una vez conocidos los caracteres fundamentales y, en consecuencia, facilita el aprendizaje de la lengua.

Piedra Rosetta (British Museum)

Piedra Rosetta (British Museum)

 

La conocida como Piedra Rosetta es un monolito de 112x75x28 cm y 760 kg de peso que se conserva y se exhibe en el Museo Británico de Londres. Es en realidad un edicto del faraón Ptolomeo V publicado en Menfis en 196 a.C. Descubierta en 1799 por el soldado Pierre-François Bouchard durante las campañas de Napoleón a Egipto, pasó poco después a manos de los británicos.

 

La Piedra Rosetta es famosa por ser un raro ejemplo de texto escrito en tres sistemas de escritura de la Antigüedad y por haber servido para traducir los jeroglíficos egipcios. Contiene un mismo texto pero escrito primero en jeroglíficos egipcios, a continuación en escritura demótica egipcia (forma simplificada de los jeroglíficos usada en textos legales y comerciales) y en griego antiguo.

 

Es por ello que se ha convertido en un símbolo para traductores y lingüistas.

 

¿Por qué no vemos algo más concreto de cómo se descifraron sus jeroglíficos?

 

Fueron muchos los que desde la Antigüedad intentaron descifrar la escritura jeroglífica, así por ejemplo Horapolo (s. IV) en su obra Hieroglyphica analiza casi 200 jeroglíficos, en muchos casos indicando su significado correcto, pero con explicaciones erróneas, y sobre todo atribuyendo un carácter simbólico a los jeroglíficos ignorando su valor fonético, error en el que cayeron todos los autores que intentaron posteriormente descifrar la escritura jeroglífica: Dhul-Nun al-Misri, Ibn Wahshiyya, Johannes Goropius Becanus, Athanasius Kircher o Jörgen Zoega.

 

Ya en 1761 Jean-Jacques Barthélemy había sugerido que los signos enmarcados en cartuchos debían de tratarse de nombres propios. Pero fue Thomas Young quien dio pasos importantísimos en el desciframiento de los jeroglíficos. Así, hacia 1814 descubrió la similitud entre la escritura demótica y la jeroglífica y que la escritura jeroglífica era mixta (fonética y logográfica). Además, por sugerencia de Silvestre de Sacy, identificó el valor fonético de los nombres propios de los cartuchos con ayuda del texto en griego presente en la Piedra Rosetta.

 

El nombre en jeroglífico:

Ptolomeo Jeroglífico

 

pudo ser identificado con la palabra en griego

Ptolomeo greek

 

o sea, Ptolemaios (Ptolomeo).

 

A partir de ahí se pudo ir estableciendo equivalencias entre los tres sistemas de escritura:

 

Ptolomeo Hier Dem Greek

 

Con todo este material trabajó Jean-François Champollion (1790-1832), a quien se atribuye el desciframiento pleno de los jeroglíficos  El análisis de los signos de otros nombres entre cartuchos permitió a Champollion crear un “alfabeto” de los jeroglíficos egipcios con sus equivalencias en demótico y griego.

 

Ptolmis Kleopatra

 

Tableau des signes phonetiques
Tabla de signos fonéticos de Champollion

 

Champollion fue desarrollando el estudio de los jeroglíficos a través de diversas obras hasta culminar con una Gramática egipcia y un Diccionario egipcio de escritura jeroglífica (ambos publicados póstumamente).

 

Champollion descubrió que la escritura jeroglífica constaba de signos ideográficos, fonéticos y determinativos.

 

Ejemplo de signo ideográfico sería  que significa ‘Sol’ (y el dios Ra, el Sol).

Ejemplos de signos fonéticos serían  y  , que juntos darían

 

Y ejemplo de signo determinativo sería , que se usaba para indicar a un dios o un rey.

 

¿Por qué no estudiar jeroglíficos?

 

 

 

Posted by: In: Sin categoría 14 Dic 2015 0 comments
Árbol genealógico de las lenguas

Árbol genealógico de las lenguas

La ilustradora sueca Minna Sundberg, autora del webcómic «Stand Still. Stay Silent» (www.sssscomic.com), propone una manera sencilla y bonita de descubrirlo: el árbol genealógico de los idiomas.

 

Cuando los lingüistas se refieren al origen de las lenguas suelen usar la metáfora del árbol. Por ejemplo: una fuente antigua (indoiraní) tiene varias ramas (iraní, indoaria) que, a su vez, se dividen en otras ramas (zona noroccidental, zona oriental o sur) para terminar dando con idiomas específicos (sindhi, hindi, urdu). La idea de ilustrarlo ya se había hecho con anterioridad, pero el árbol de Minna Sundberg es, sin duda, el más atractivo visualmente. Para realizarlo, se ha basado en datos obtenidos de la página web Ethnologue y el tamaño de las ramas representa el número de hablantes nativos que han tenido las lenguas a lo largo de la historia.

 

Así pues, si queremos descubrir de dónde proviene nuestra lengua, el español, debemos analizar el árbol desde sus raíces. En primer lugar, nos encontramos con la rama más grande de todas, el tronco indo-europeo, del que provienen muchos de los actuales idiomas. Éste se divide en dos grandes árboles originarios: el indo-iraní (del que provienen lenguas como el bengalí o el hindú) y el europeo. Este último se divide, a su vez, en ocho ramas: lenguas celtas, albanas, eslavas, bálticas, armenias, helénicas, germanas y romances. La rama de las lenguas romances es la base de la nuestra, que proviene de una rama un poco más pequeña formada por las lenguas íbero-romances. Ahí es donde se sitúa el español, que comparte el origen con otros idiomas, como son el portugués, el gallego, el catalán o el occitano.

 

Por otro lado, Sundberg también ha querido ilustrar el parecido entre las lenguas escandinavas, provenientes de un mismo árbol lingüístico, y su diferencia con el finlandés, una lengua que proviene de un árbol familiar diferente al indoeuropeo. Según la autora, conocer una de las tres lenguas escandinavas (noruego, sueco o danés) es suficiente para comprender las tres, sobre todo en su forma escrita. El islandés, por otro lado, tiene un gran parecido con las antiguas lenguas nórdicas, pero no es inteligible para un hablante escandinavo. Por último, muestra el finlandés, proveniente de la familia lingüística de lenguas urálicas y cuyo parecido con las lenguas escandinavas es nulo, a pesar de que sus hablantes se sitúan muy cerca geográficamente. Para ilustrarlo, ha creado la siguiente tabla, en la que podemos ver ese parecido entre las palabras del islandés, danés, noruego y sueco, y su diferencia con las finlandesas.

Cuadro comparativo en varias lenguas

Cuadro comparativo de lenguas nórdicas

 

Beatriz Bustos Rincón

Posted by: In: Sin categoría 26 Nov 2015 0 comments

El Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) es una fiesta muy popular en EE.UU. (cuarto jueves de noviembre) y Canadá (segundo lunes de octubre).

2015-11-26 Thanksgiving-Brownscombe

El nombre en sí hace referencia a la oración para dar gracias por los alimentos antes de una comida y tiene diferentes versiones en muchas culturas, relacionadas siempre con el fin de la cosecha.

La celebración más conocida seguramente sea la de Estados Unidos. El origen está en los primeros colonos ingleses, los famosos 102 Peregrinos puritanos que viajaron en el Mayflower hasta Plymouth, Massachussets. Dadas las penurias y la escasez de alimentos entre los primeros colonos (casi la mitad murieron antes del primer año), los nativos de la tribu algonquina de los wampanoag les enseñaron a sembrar, cazar y pescar. El primer Día de Acción de Gracias fue el de 1621.

Hoy en día lo más característico del Día de Acción de Gracias es la cena familiar de pavo, los desfiles y el inicio de la temporada de compras con el famoso Black Friday.

 

El Coco, la Bruja Piruja, el Ratoncito Pérez…

El mundo de los niños está lleno de seres fantásticos, y realmente fantásticos son.

 

2015-05-21-El-Coco-y-sus-amigos

Que viene el coco de Goya

En todas las sociedades los niños poseen un mundo propio de creencias que incluye multitud de personajes fantásticos. Estos personajes no suelen ser considerados como mitos en toda la extensión del concepto, pues sólo son “reales” para un determinado porcentaje de la sociedad: los niños más pequeños. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el porcentaje de infantes con respecto al total de la población no es tan desdeñable, deberemos concluir que estas creencias forman parte del “mundo real” de un gran número de individuos.

 

Aunque hoy en día la alusión a estos seres parece haber disminuido, siempre es interesante conocer en cualquier cultura a toda esta tropa de asustaniños o tragachicos. En el mundo hispánico se han contabilizado más de 250 seres.

 

El más conocido en España es, sin duda, el coco. La etimología del vocablo no ha sido aclarada. Se han propuesto el latin coquus ‘cocinero’ o el náhuatl kojko ‘daño’, pero J. Corominas y J. A. Pascual consideran que el origen de la palabra coco está en el lenguaje infantil, donde se usa con el significado de ‘objeto esferico’, ‘agalla’, ‘cabeza’, de hecho en otras muchas lenguas se emplean vocablos parecidos para designar objetos esféricos (gr. kókkos, ‘grano’, ‘pepita’, ital. còcco o cucco ‘huevo’, fr. coque ‘cáscara de huevo’, vasco koko ‘insecto, especialmente aquel negro, brillante y rechoncho’).

 

Una curiosidad: de este significado de ‘objeto esférico’ y luego ‘monstruo infantil’ habría derivado el nombre del fruto del cocotero. De hecho, la palabra coco en su significado de ‘fruto del cocotero’ procede de los portugueses (expedición de Vasco da Gama, 1498), que le dieron este nombre porque su forma esférica con tres agujeros a modo de ojos y boca les recordaba al coco, al fantasma infantil.

 

De lo que pueda ser la supuesta “vida” o “hechos” del coco no se conoce prácticamente nada, sólo se tiene una vaga idea de que comete atroces hechos, entre los que solo podría concretarse el de “devorar a los niños”, como se refiere en las expresiones de las madres a sus hijos Que te comerá el coco, pero del que simplemente se puede decir también Que viene el coco o Que llamo al coco. También puede llevarse al niño a algún lugar lejano para ya no volver nunca más.

 

Quizá la primera descripción de este personaje y sus hechos sea la de Sebastián de Horozco, quien en su Libro de los Proverbios Glosados (1570-1579) explica las expresiones “Cata el coco” o “guarda el coco” afirmando que:

 

«Estas son unas palabras para poner miedo o espanto espeçialmente a los mochachos que quando lloran o piden algo para hazerles callar o que no pidan les dizen, “Guarda el Coco.” Y Coco es un espantajo que les hazen de que ellos han miedo. Y son palabras con que suelen espantar al ladrón con la justicia que es el Coco y al enemistado con su enemigo y así de otros. Y suelen dezir en este caso quando uno es hombre bravo y desaforado. Fulano es tal que con él callan los niños quando lloran como se escribe de un caballero castellano llamado Melendo Rodríguez Gallinato en la Corónica del rey don Fernando 3 el Sancto que ganó a Sevilla y a toda la Andaluzía. Que este caballero tomó a los moros una torre en un lugar que se dezía Maragazamara a un quarto de legua de la villa y castillo de Morón. Y de allí corría a Morón hasta las puertas tres vezes al día de manera que no dexaba a los moros fuera de la villa cosa de que se pudiesen aprovechar. Y cobráronle tanto miedo los moros que no osaban salir fuera de la villa. Y quando algún niño lloraba le espantaban con él diziendo “Cata que viene Melendo”, y luego callaba» , y luego callaba. [Horozco, 1994: 266-267].

 

Sebastián de Covarrubias Orozco, quien recoge el vocablo en su Tesoro de la lengua castellana o española [Covarrubias, 1611: 326] nos ofrece otro dato interesante, el hecho de que sea «figura que causa espanto, y ninguna tanto como las que están a lo oscuro o muestran color negro». Con el paso del tiempo la representación popular lo ha concretado en un fantasma con una calabaza vacía como cabeza [Gran Diccionario Enciclopédico, 1996: 151], lo que quizá justifique más la etimología de J. Corominas y J. A. Pascual. Por otras fuentes podemos conocer que el coco tiene los pies peludos [Rosenfeld et alii, 2005] y la cabeza de calabaza [vid. Corominas, Pascual, 1980:110].

 

Federico García Lorca en una conferencia pronunciada en 1928 disertaba sobre El Coco del siguiente modo:

“El Coco […] forma parte de ese mundo infantil, lleno de figuras sin dibujar, que se alzan como elefantes entre la graciosa fábula de espíritus caseros que todavía alientan en algunos rincones de España […]. Dicen que EL COCO tiene la cabeza muy redonda y llena de pelo. Por ello los conquistadores llamaron del mismo modo a una fruta tropical con la que se encontraron al llegar a América […]. La fuerza mágica del Coco es precisamente su desdibujo. Nunca puede aparecer, aunque ronde las habitaciones. Y lo delicioso es que sigue desdibujado para todos. Se trata de una abstracción poética, y, por eso, el miedo que produce es un miedo cósmico, un miedo en el cual los sentidos no pueden poner sus límites salvadores, sus paredes objetivas que defienden, dentro del peligro, de otros peligros mayores, porque no tienen explicación posible. Pero no hay tampoco duda de que el niño lucha por representarse esa abstracción, y es muy frecuente que llame «cocos» a las formas extravagantes que a veces se encuentran en la Naturaleza. Al fin y al cabo, el niño está libre para poder imaginárselo. El miedo que le tenga depende de su fantasía, y puede, incluso, serle simpático. Yo conocí a una niña catalana que, en una de las últimas exposiciones cubistas de mi gran compañero de Residencia Salvador Dalí, nos costó mucho trabajo sacarla fuera del local, porque estaba entusiasmada con los «papos», los «cocos», que eran cuadros grandes de colores ardientes y de una extraordinaria fuerza expresiva.” [García Lorca, 1928 (1987): 289].

 

La primera vez que aparece el coco es en el Cancionero de Antón de Montoro, de 1445, donde leemos:

 

tanto me dieron de poco

que de puro miedo temo,

como los niños de cuna

que les dicen ¡cata el coco!

 

El Coco está presente en numerosas nanas españolas. La más antigua registrada se encuentra en el Auto famoso de los desposorios de la Virgen de Juan Caxés (1609) y reza del siguiente modo:

 

«Ea, niña de mis ojos,

duerma y sosiegue,

que a la fe venga El Coco

si no se duerme».

 

No obstante, la nana más popular en España, documentada ya en una colección de villancicos de 1649, dice así:

 

«Duérmete niño

duérmete ya

porque viene El Coco

y te comerá.

Cállate muchacho

duérmete poco a poco,

guarda, niño,

que viene El Coco».

 

En cualquier caso es claro que el coco, como tantas otras realidades de naturaleza popular (los chistes, las leyendas, los rumores, etc.), puede tener variantes dependiendo de la zona.

 

Se documentan otras variantes como Kukui (México), Cocomán (EE.UU.), Cocorícamo (Cuba), Cucufo (Perú). En España existen además las formas Cocón (Aragón), Caco (Mallorca), Cucala y Coco Cirioco [vid. Dingo, 2007].

Junto al coco conviven además otros equivalentes en distintas regiones de España: en Cataluña, Valencia e Islas Baleares está el papu, en Galicia se cree en el sacaúntos, en vasco existe mamo, mamorro, mamu, papao y mozorro.

 

En otra ocasión hablaremos de los amigos del Coco, como El Hombre del Saco, la Bruja Piruja, el Bu, el Tío Camuñas, el Papo…