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Existen varios misterios alrededor de la Isla de Pascua, también llamada Rapa Nui por sus habitantes. Se trata de misterios sobre los orígenes de sus habitantes, su extinción y los Moáis, esas gigantes estatuas de piedra que se pueden encontrar en la isla.

Los misterios de la Isla de Pascua

                          Ubicación de Rapa Nui

Primer misterio: el origen de los habitantes de Rapa Nui

¿De dónde vienen los primeros habitantes de esta isla? De hecho, la isla habitada es la más alejada de un continente y la más aislada del planeta. Entonces, estaría normal preguntarse quienes fueron los primeros hombres en llegar en la isla y sobre todo cómo lo lograron. Existen varias teorías sobre el origen de los habitantes de la isla:

  • Los 7 exploradores polinesios: esta teoría, que es la más común, cuenta que los habitantes de la Isla de Pascua estarían originarios de las Islas Marquesas, situadas a unos 3600 km. La leyenda cuenta que el rey Hotu Matu’a soñó que sus tierras serían pronto sumergidas bajo el mar y decidió enviar 7 exploradores para encontrar otra tierra para instalar su pueblo. Encontraron entonces esa isla vacía y fértil, y 6 de ellos volvieron a prevenir su rey para después regresar y poblar la isla que llamaron “Te pito o te henua”, “El ombligo del mundo”.

 

  • El origen americano: en 1820, el pastor británico William Ellis defendió la teoría según la cual los habitantes de la Isla de Pascua serían originarios del continente americano y que habrían llegado sobre pobres embarcaciones, empujadas por los vientos favorables.

 

  • Los supervivientes de la Atlántida: según el explorador francés Dumont d’Urville, los habitantes de la isla habrían llegado… ¡a pie! Defiende la teoría de un gran continente, hoy desaparecido bajo el océano, que estaba conectado con la Isla de Pascua.

 

  • La teoría religiosa: los misioneros del siglo XIX observaron similitudes entre la cultura Rapa Nui y la religión hebraica. Existen también similitudes entre las historias de los Rapa Nuis y la Biblia o la génesis.

 

  • En las estrellas: muchas teorías originales y muy creativas fueron enunciadas durante estos últimos 50 años. Una respuesta simple para explicar el desconocido y el incomprendido es los extraterrestres. Algunos defienden la teoría según la cual serian implicados en la construcción de los Moáis por medio de ondas y fuerzas electromagnéticas.

 

  • La huella peruana: el explorador noruego Thor Heyerdahl expuso una teoría según la cual los primeros habitantes de la Isla de Pascua habrían llegado desde Perú. De hecho, el hombre hizo una comparación entre ambas zonas geográficas y culturas (trabajo de las piedras, presencia de plantas de América del sur, esculturas,…) y encontró muchas similitudes. Para defender su teoría, Heyerdahl decidió en 1948 cruzar el océano en balsa de madera desde Perú hasta Rapa Nui.

 

Segundo misterio: los Moáis

Auténticos emblemas de la Isla de Pascua, los Moáis son gigantescas esculturas de piedra que pesan varias toneladas y que se parecen a humanos. Sus tamaños pueden variar entre 2,5 y 9 metros de altura, y su peso medio se acerca a las 14 toneladas, aunque las más grandes pueden pesar hasta 80 toneladas. Pero, en realidad, ¿para qué fueron construidas? ¿Qué representan? ¿Y cómo fueron construidas y desplazadas?

  • ¿Qué representan? Los Moáis hacen parte del culto de los muertos de los Rapa Nuis. Cuando un jefe o un miembro importante de la tribu moría, un Moái estaba construido, representando esa persona, y estaba puesto de espalda al mar, mirando la tribu para protegerla.

 

  • ¿Cómo fueron construidos? La construcción de los Moáis se divide en 4 etapas. La primera consistía en tallar la estatua en la pared rocosa. En la segunda etapa, se despegaba la estatua de la roca. Después, el Moái estaba desplazado a lo largo de la roca hasta un agujero más abajo. Y finalmente, terminaban de tallar la piedra y grababan escrituras en la espalda de la estatua.

 

  • ¿Cómo fueron desplazados? Estos gigantes de varias toneladas fueron desplazados sobre más o menos 5km. Se plantea entonces la pregunta de los recursos utilizados para moverlos. Existen varias teorías que intentan explicar estos desplazamientos. Por ejemplo, la del trineo, que consistiría en posicionar el Moái sobre un trineo y halarlo con cuerdas. Otra teoría es la de los troncos de madera, según la cual los Moáis estaban desplazados levantados sobre un trineo que rodaba sobre troncos de madera halados con cuerdas. También existe la teoría que dice que los Moáis “andaban”. De hecho, según esta teoría, las estatuas estaban desplazadas siendo levantadas, con dos grupos de hombres en cada lado, halando sobre una cuerda para hacerla tambalear de un lado al otro.
AGESTRAD - Los misterios de la Isla de Pascua

             ¿Cómo fueron desplazados los moáis?

Tercer misterio: la extinción de los Rapa Nuis

La cultura Rapa Nui conoció su apogeo entre los siglos XIII y XV, donde se estima que había entre 6000 y 10 000 habitantes en la Isla de Pascua. Pero el día de su descubierta, el domingo de Pascuas de 1722, los exploradores encontraron solamente entre 2000 y 3000 habitantes. Y a finales del siglo XIX, está cifra alcanzó los 300 habitantes. Entonces, ¿qué ha pasado?

También en este caso existen varias teorías que explican la desaparición de la población de la Isla de Pascua.

  • La teoría ecológica: según esta teoría, los habitantes de la isla habrían desaparecido debido a sus acciones devastadoras. Al principio, la Isla de Pascua tenía una selva exuberante. Pero como los Rapa Nuis necesitaban madera para sus casas, los barcos, la vida cotidiana y sobre todo el desplazamiento de los Moáis, los habitantes habrían diezmado selvas enteras. La erosión de los suelos provocó la desaparición de los árboles, reduciendo así aún más las cosechas (el suelo no era muy fértil). Frente a esa situación, el culto de los Moáis fue abandonado y una guerra civil empezó.
  • La teoría climática: esta teoría cuenta que una severa sequía habría afectado la isla, provocando una escasez de alimentos.
  • La teoría de las ratas: según esta tercera teoría, estos animales fueron importados en la isla sobre los barcos de los primeros habitantes, y habrían provocado la deforestación. Esta teoría coincide con la primera teoría, aunque la causa no sea la misma pero el resultado sí.

 

Esto era un resumen sobre los misterios de la Isla de Pascua. Pero a pesar de todas esas teorías, esta isla desborda de misterios que quizás nunca podrán ser explicados…

La lengua de señas o de signos es la lengua natural de expresión y configuración gesto-espacial y percepción visual gracias a la cual los sordos pueden comunicarse con su entorno social. Se basa en movimientos y expresiones a través de las manos, los ojos, el rostro, la boca y el cuerpo. Las personas sordas son los principales usuarios de la lengua de señas pero ésta puede ser utilizada también por monjes que han tomado un voto de silencio o en algunas actividades deportivas por ejemplo.

AGESTRAD blog Lengua de señas

La historia de la lengua de señas es tan antigua como la de la humanidad. De hecho, ha sido y sigue siendo empleada por comunidades de oyentes. Por ejemplo, los amerindios de la región de las Grandes Llanuras de América del Norte usaban una lengua de señas para hacerse entender entre etnias que hablaban idiomas diferentes, y este sistema estuvo en uso hasta mucho tiempo después de la conquista europea. Otro ejemplo es el caso de una tribu única en la que la mayoría de sus miembros eran sordos debido a la herencia. Entonces, se empleó una lengua de señas que llegó a ser de uso general, también entre oyentes, hasta principios del siglo XX. Sin embargo, no existen referencias documentales sobre estas lenguas antes del siglo XVII.

Uno de los primeros documentos escritos que trata de las lenguas de señas es Crátilo de Platón, donde dice que si no teníamos la lengua ni la voz, intentaríamos comunicarnos, como los mudos, a través de signos de la mano, de la cabeza y de todo el cuerpo.

Durante la Edad Media, la lengua de señas era principalmente utilizada en las abadías por los monjes. En el siglo XVI, Pedro Ponce de León, un monje benedictino español considerado como el primer “profesor para los sordos” crea una escuela para los sordos en el monasterio San Salvador en Oña (Castilla y León). Utilizaba un alfabeto manual basado en las lenguas de señas monásticas empleadas por los monjes que habían tomado un voto de silencio.

En 1620, Juan de Pablo Bonet publica Reducción de las letras y arte para enseñar a hablar a los mudos en Madrid. Esta obra será considerada como el primer tratado moderno de fonética en la lengua de señas que establece un método de enseñanza oral para los sordos y también un alfabeto manual.

A la misma época en Gran Bretaña, los alfabetos manuales se utilizaban en distintas áreas como la comunicación secreta, hablar en frente de una audiencia pero también para la comunicación de las personas sordas y mudas.

Con el paso del tiempo, otras escuelas e instituciones fueron creadas en el resto de Europa y del mundo (Francia, Italia, Estados-Unidos,…).

Hoy en día, existen varias lenguas de señas que difieren entre sí tanto en el léxico (conjunto de señas o signos gestuales) como en la gramática, y que son originarias de la lengua de señas francesa, británica y alemana entre otras. Desde los años 1980, varios especialistas y sociólogos se interesan mucho más a la lengua de señas que es finalmente reconocida como lengua “de pleno derecho” en varios países del mundo.

 

Culturas perdidas Los Ainu

En todos los continentes, por no decir todos los países, existen (o existieron) culturas minoritarias e indígenas que, a lo largo del tiempo, se han visto asimiladas por comunidades más amplias y capacitadas. Una de las más conocidas, por ejemplo, es la de los indios nativos de Norteamérica, reducidos a vivir en «reservas» cuando ellos estaban allí antes que los que los expulsaron. Otros grupos que nos tocan de cerca, por motivos obvios, son los nativos de Centroamérica y Sudamérica, como los tz’utujiles, de tradición maya y presentes en Guatemala, o los aimaras, repartidos por Bolivia, Perú, Chile y Argentina.

Si bien es cierto que todos los pueblos indígenas tienen que lidiar no solo con la situación política del país, que muchas veces los pone contra las cuerdas, sino con su propia subsistencia y el reconocimiento como nativos, algunos están en una situación mucho más crítica como pueblo que otros.

Una de estas culturas indígenas es la de los ainu (アイヌ), presentes en Japón (Hokkaido) y en Rusia (Islas Kuriles, Isla de Sajalín). Aunque se estima que hay más de 200.000 descendientes de este pueblo en la actualidad, solo algo más de 20.000 está registrado como ainu; el resto, probablemente, se habrá visto asimilado por la cultura japonesa mayoritaria (que se llamaban a sí mismos «yamato» o «wajin») y no tienen consciencia de su ascendencia, o simplemente no quieren sentirse diferentes.

Se dice que los ainu surgieron tras la unión de otras dos culturas indígenas que vivían en la misma situación geográfica, los okhotsk y los satsumon. Controlaban la isla de Hokkaido, situación que molestaba a los japoneses, por lo que las disputas y guerras entre ambos fueron frecuentes durante los periodos Muromachi (1336-1573) y Edo (1601-1868). En este último, los ainu empezaron a comerciar con los japoneses y acabaron dependiendo demasiado de los bienes importados. Las epidemias, como el sarampión o la viruela, contribuyeron para que la población de ainu descendiera drásticamente durante los siglos XVIII y XIX. Las reformas sociales que se llevaron a cabo durante la restauración Meiji, que pretendía modernizar el país y ponerlo a la par con occidente, no tardaron en resultar nocivas para el pueblo ainu. En 1899 los ainu dejaron de ser indígenas por ley y tuvieron que aprender japonés, adoptar nombres japoneses y seguir su cultura y religión, dejando atrás todo lo que los reconocía como ainu. Tuvieron que esperar hasta la década de los 80 en Rusia y 2008 en Japón para ser reconocidos oficialmente como cultura indígena.

Las facciones de los ainu originales son más parecidas a la de los mongoles y otros grupos tanto de Asia como de Oceanía que a las de los japoneses y sus tradiciones, religión y modo de vida también diferían. Vivían en casas muy pequeñas sin amueblar, con dos puertas y una ventana. Se consideraban adultos a edades distintas: las mujeres de los 15 a los 16 y los hombres de los 17 a los 18. Vestían trajes tejidos con la corteza interior del olmo, vivían de la caza, la pesca y el cultivo y rendían culto a dioses basados en elementos naturales y animales. Estos cultos no tenían líderes espirituales de por sí, sino que, generalmente, el jefe de la aldea ejercía también de sacerdote y practicaba los ritos que consideraba necesarios.

El idioma ainu se transmitía de manera oral de generación en generación, por lo que su transcripción se realizaba mediante el cirílico o uno de los silabarios japoneses, el katakana. Se considera una lengua aislada, ya que no se ha podido demostrar su relación con ninguna familia lingüística. La teoría más reciente lo ubica, junto al japonés, en el grupo de lenguas austroasiáticas mediante un programa automático de comparación lingüística que se sirve de bases de datos de listas de palabras. Alexander Vovin, profesor de la Universidad de Hawaii, dividió en 1993 el ainu en tres grandes dialectos: Hokkaido, Kuril y Sajalín. Se cree que las variables de estos dialectos, aunque cohabitasen, por ejemplo, la misma isla, no se entendían entre ellos. El único «lenguaje» que todos los ainu comprendían era el Yukar, unas sagas de narraciones épicas que se transmitían de generación en generación por narradores especializados y dedicados a ello. Los Uepeker también eran cuentos parte de la literatura oral.

A nivel fonológico, las sílabas se presentarían como CV(C): formadas por un principio (o ataque) de consonante + vocal y una coda silábica opcional. En cuanto a vocales, presenta 5 sonidos (/a, e, i, o, u/) y como consonantes aparecen p, t, k, ts, m, n, s, h, w, j y lo que sería, comparándolo con el español, una r suave (posición intermedia o final). /p, t, ts, k/ pueden pronunciarse como [b, d, dz, g] entre vocales y tras nasales. /s se convierte en [ʃ], sibilante fricativa, antes de /i/ y al final de las sílabas. Obviamente, la existencia de dialectos conlleva a diferencias en la pronunciación y la acentuación de las palabras.

La tipología del ainu es similar al japonés. El orden en la oración suele ser de SOV (Sujeto – Objeto – Verbo), con posposiciones en lugar de preposiciones. Se considera una lengua polisintética; es decir, formada por muchos morfemas que inducen a incorporaciones, referidas a la unión de verbos y sustantivos en una misma palabra.

Al ser un lenguaje eminentemente oral, actualmente se utiliza una versión del katakana japonés o un alfabeto basado en el latino. De hecho, este último resulta mucho más útil que el japonés a la hora de transcribir la oralidad del ainu, ya que permite mayor flexibilidad que el japonés, que está segmentado en sílabas.

Como bien se expuso con anterioridad, en la actualidad muchos ainu deciden no registrarse como tal, ya que existe gran discriminación disimulada hacia ellos por no ser japoneses «puros». A pesar de que se intentó integrar a los ainu en la sociedad mediante la neutralización de sus costumbres, hoy día se pretende, con mayor o menor éxito, respetar y preservar estas tradiciones con medidas lanzadas por el gobierno japonés y grupos ainu que luchan por sus derechos.

Si no tuviéramos una palabra para decir «amor», «odio», «preocupación», «tranquilidad», ¿podríamos realmente sentirlo? Esa es una de la preguntas que se planteó el lingüista norteamericano Benjamin Whorf al observar que algo curioso pasaba con el lenguaje: nuestras categorías para observar el mundo podrían no ser las únicas posibles.

Lenguaje limitar realidad

Todo ocurrió en un viaje de expedición para estudiar al pueblo y lenguaje hopi. Fue en este trayecto donde se percató de la gran diferencia entre las lenguas europeas y la forma de expresarse de los hopi. Los hopi carecen de tiempos verbales. Centran su atención en los hechos. Si ocurrieron o no, y quien los vio. Por ejemplo, la palabra “wari”, quiere decir “corriendo”. Puede significar “corre”, “corrió”, “ha corrido”, etc.  No importa cuándo sucedió, sino que sucedió en sí y quién lo hizo o quién vió el hecho suceder.

Por lo tanto, podríamos afirmas que los hopi viven en un mundo de hecho, que pueden haber sido vistos o no vistos. En cambio, nosotros vivimos en un mundo de tiempo verbales, calendario y relojes.

Más adelante, se han realizado experimentos que corroboran esta teoría. Por ejemplo, un estudio de esta índole concluyó que los hablantes de habla inglesa y lo de lengua maya tienden a escoger o clasificar objetos de forma distinta. En el experimento, se les pidió a los dos grupos de hablas distintas que eligieran objetos parecidos a una caja de cartón. Los de habla inglesa, seleccionaron objetos con forma de caja, aunque fueran de cristal, plástico o cartón; mientras que, los de habla maya, escogían objetos de cartón, sin importar su forma. Esto se produjo porque la lengua maya da más importancia a los materiales que componen los objetos  que la forma que tienen.

En otro estudio, se entregó un cuento de unas 24 ilustraciones a cinco grupos de niños, cada grupo de procedencias distintas: turco, hebreo, alemán, inglés y español. A continuación, se les pidó que contaran con sus propias palabras la historia que habían visto en imágenes. Se encontró que cada grupo de niños, hacía énfasis en aspectos distintos. Así, los hablantes de turco, español y hebreo,podían más atención e hincapié en describir la acción, mientras que, los hablantes de inglés, describían más el lugar donde ocurría la acción. También había diferencias en los aspectos temporales y en el énfasis en los detalles que rodean a los protagonistas.

Este tipo de estudios, han dado lugar a que sea relativamente aceptado que hay una relación entre la importancia que cada lengua da a determinados aspectos de la realidad y la manera de categorizarla. Esto es como se ha denomindado a la hipótesis que sintetiza estos conceptos: “hipótesis de Whorf-Korzybski”.

Si uno tiene la suerte de hablar una lengua distinta a la materna, sabrá que cambiar de idioma, es literalmente “cambiar de mundo”. Pero no es necesario cambiar de idioma, para darnos cuenta que las palabras sí moldean la forma en que relacionamos algunos conceptos.  Y esto se debe a los discursos y las visiones de mundo que tienen asociados. En ese sentido, la forma en la que nuestro lenguaje describe el mundo, afectaría, no tanto a como vemos el mundo en sí, pero si podemos afirmar que afecta a la manera en que ordenamos categorías y establecemos relaciones entre las cosas.

 

                                            Lingue perdute

                                       Il mistero della Lineare A

 

La Lineare A – uno dei sistemi di scrittura cretesi – ha suscitato da sempre nel mondo scientifico un grande fascino e interesse da parte di studiosi di tutto il mondo. Essendo la scrittura ufficiale utilizzata in ambito amministrativo e religioso durante il periodo antecedente alle invasioni micenee – detto minoico – può essere considerato uno dei grandi enigmi del passato. Sebbene abbia qualche simbolo in comune con la Lineare B – a oggi completamente decifrata – la formazione di parole e suoni non sembra trovare radici comuni in nessuna delle lingue conosciute.

Lingue perdute: Il mistero della Lineare AVarie ipotesi sono state formulate nel corso del novecento, tuttavia nessuna di esse ha riscontrato una certezza scientifica inconfutabile.

Sicuramente la teoria più curiosa è quella che avrebbe trovato un filo comune fra la Lineare A e le lingue semitiche.
Lo studioso Jan Best, nel suo libro “Le prime iscrizioni in punico – differenze vocaliche nella Lineare A e B” affermava che vi siano state notevoli somiglianze fra il sistema di scrittura minoico e l’antica lingua di Fenicia.

Alfabeto fenicio

Alfabeto fenicio

Alfabeto fenicio Si sarebbero inoltre trovate alcune parole che parrebbero avere un’origine comune. Senza dubbio, la più famosa è “KU-RO” che diversi studiosi ne ipotizzano il significato di “Intero” o “insieme”.

Sebbene questa tesi sarebbe potuta sembrare plausibile, non era avvalorata da dati scientifici in quanto, come ben noto ad archeologi e linguisti, il sistema di scrittura di origine semitica non prevede l’utilizzo di vocali. Al contrario, la Lineare A ne è ricca e ne fa un uso abbondante come nelle lingue indoeuropee.

Un’altra tesi supportata da molti studiosi è che la Lineare A sia imparentata con il tirsenico. Il fondamento da cui si attinge questa curiosa ipotesi trova le sue radici nello storico greco Erodoto, il quale ne “Le Storie” sostiene che il popolo degli Etruschi – facenti parte del gruppo linguistico del tirsenico – provenissero dalla Lidia in Anatolia.Lingue perdute: Il mistero della Lineare A - Anatolia
In tal caso, si potrebbe addurre un’origine pre-indoeuropea comune delle lingue, risalente al II millennio a.C.
Tuttavia, Erodoto non può certamente essere considerato una fonte né attendibile né affidabile. Le sue opere, caratterizzate da iperboleggianti e fantasiosi racconti, mescolavano realtà e fantasia in una magistrale opera di narrativa storica.

In conclusione, ancora oggi non si ha nessuna certezza in merito a questa antica lingua perduta che continua ad affascinare per la sua unicità e l’alone di mistero che la circonda.

 

 

 

 

 

Francesco Ferretti

 

Desde hace años, es común decir que los esquimales tienen 40 palabras o más para referirse a lo que nosotros denominaos sencillamente “nieve”. Sin embargo, según nuevas investigaciones lingüísticas acerca del “idioma esquimal”, no es completamente cierto que existan 40 palabras para esta denominación.

 

Todo empezó cuando el lingüista y antropólogo Franz Boas publicó en el prefacio de su libro Handbook of American Indian languages (1911:25) la siguiente afirmación:

 

“Otro ejemplo del mismo tipo sería las palabras para NIEVE en esquimal. Aquí encontramos una palabra, “aput”, que expresa NIEVE SOBRE EL SUELO; otra, “qana”, NIEVE CAYENDO; una tercera, “piqsirpoq, NIEVE A LA DERIVA; y una cuarta, “qimuqsuq”, NIEVE ARRASTRADA POR EL VIENTO.”

 

¿Realmente tienen los esquimales 40 palabras para referirse a la nieve?

¿Realmente tienen los esquimales 40 palabras para referirse a la nieve?

Esta inocente ejemplificación sirvió de pretexto para futuros lingüistas. Es el caso de Benjamin Whorf que en su artículo Science and Linguistics amplió el número a 5 palabras para designar la nieve o Roger Brown que lo redujo más tarde a 3. Pero fue tras una generalización en 1975 de Carol Eastman al comentar que son “muchas palabras”, en su Aspects of Language and Culture, lo que llevó a Landfors Wilson a afirmar que se trataba de 50 palabras las que tenían los esquimales para nombrar a la nieve. Para 1984, esta afirmación ya se había difundido por varios medios de divulgación de masas, como la televisión y la prensa, por lo que el hecho tan curioso se volvió bien conocido.

 

Sin embargo, como indicamos al principio de este texto, esa afirmación no es cierta. El primer problema que se encontraron los lingüistas al analizar el tema es que el “idioma esquimal” no existe de por sí. Es decir, que la etnia Inuit (en teoría la que habla el “idioma esquimal”) está compuesta por catorce comunidades diferentes que no hablan un único idioma, sino que se trata de 8 familias de lenguas que suman un total de 22 idiomas diferentes.

 

Pero, ¿cómo surgió entonces esta confusión? La respuesta es realmente sencilla: los Inuits usan lenguas aglutinantes. Una lengua aglutinante es aquella en la que las palabras se forman uniendo monemas independientes. Un ejemplo de ello es el finlandés, así, la palabra taloissani «en mis casas» está compuesta por: talo «casa» + i marca de plural + ssa marca de lugar («dentro de») + ni sufijo que indica al posesión («mi, mis»).

 

De esta forma, volviendo al tema que nos atañe, una manera de tener un resultado más generalizado, consiste en remitirnos a las raíces comunes en todas las variantes de las lenguas inuits. En este caso son solo tres: *qaniɣ (“nieve cayendo”), *aniɣu (“nieve caída”) y *apun (“nieve sobre el suelo”). Según el lingüista Larry Kaplan, de la Universidad Alaska Fairbanks, estas tres raíces están en todas las variantes de las lenguas de los Inuit. Y es así como se han formado todas esas variaciones de la palabra “nieve” en la etnia Iniut.

 

Isabel María Cara Martín

En los últimos años, el chino mandarín ha cobrado mucho protagonismo hasta convertirse en una de las lenguas más importantes del planeta, no solo por los millones de personas que la hablan, sino también por las inigualables oportunidades laborales que ofrece el conocimiento de este idioma gracias a que China es ahora una de las grandes potencias económicas mundiales.
Ahora que esta lengua empieza a ser más estudiada y a tener mayor presencia en los países occidentales, muchos debaten sobre la razón por la que este país adoptó un sistema de escritura tan complejo, basado en unidades mínimas de significado llamadas «caracteres» o «ideogramas» y que tan difícil hacen su aprendizaje.

La cultura tradicional china atribuye la invención de los caracteres a Cang Jie (倉頡), ministro del mítico Emperador amarillo (黃帝), a quien los chinos de la etnia Han (la mayoritaria en China) consideran su ancestro. Según la tradición china, Cang Jie habría creado los caracteres imitando las huellas de los pájaros. Asimismo, el filósofo Laozi (老子) en su libro Daodejing (Tao Te King en la antigua forma de transcripción fonética) apuntó que el origen de los caracteres estaba en los nudos que la gente solía hacer en cuerdas como sistema para recordar cosas. Por desgracia, todas estas historias son leyendas que todavía carecen de evidencias científicas. En cambio, sí se han registrado algunas formas de escritura primigenia en piezas de bronce y, lo que es más sorprendente, en huesos de animales correspondientes a la época de la dinastía Shang (XVII-XI a. C.).

Los textos presentes en huesos de mamíferos y en caparazones de tortuga tenían un carácter adivinatorio, lo que significa que se usaban como oráculo. Con este propósito, los huesos y caparazones se limpiaban para que no quedara ningún resto de sangre o carne, después se pulían para dejar su superficie plana y se practicaban en su interior varios agujeros sin atravesar por completo el hueso. El paso siguiente consistía en que el chamán inscribía su nombre, la fecha y la pregunta. Las preguntas podían ser sobre temas muy variados: enfermedades, nacimientos y muertes, clima, cosechas, caza, etc. Acto seguido, se calentaba el hueso o caparazón hasta que se resquebrajaba partiendo de los agujeros que se habían hecho previamente. A partir de las grietas, el chamán podía interpretar la respuesta de los dioses a su pregunta y comunicársela al rey, quien normalmente dirigía este tipo de actividades adivinatorias.

AGESTRAD Hueso oracular. Caparazón de tortuga.

Hueso oracular. Caparazón de tortuga.

 

Por otro lado, las piezas de bronce eran en su mayoría recipientes pertenecientes a la familia real, los aristócratas y las élites políticas que se usaban en rituales para honrar a los antepasados. Por lo general, las inscripciones son poco visibles, ya que suelen encontrarse en el interior o en el fondo del recipiente. Aunque se trata de textos más largos que los grabados en huesos y caparazones, tienen una relevancia menor debido a su contenido. No obstante, mientras que la práctica adivinatoria con los huesos oraculares se fue perdiendo progresivamente, las inscripciones en bronce fueron heredadas por la siguiente dinastía, la Zhou.

Si bien, como es lógico, los caracteres usados en la época eran bastante concretos y pretendían representar la realidad mediante dibujos que recordaban a la imagen de los distintos elementos presentes en el mundo y en la naturaleza. Algunas de estos caracteres basados en representaciones pictóricas aunque su forma haya evolucionado. En las siguientes imágenes podemos ver cómo han cambiado algunos de los caracteres chinos más utilizados. En efecto, observamos que algunos de ellos eran una fiel representación de la realidad, como es el caso del origen del caracter de persona, rén (人), que venía a imitar la imagen de un hombre de perfil, o de montaña, shān (山).

AGESTRAD - Evolución de algunos caracteres chinos. La última columna se corresponde con la escritura actual de caracteres simplificados.

Evolución de algunos caracteres chinos. La última columna se corresponde con la escritura actual de caracteres simplificados.

 

AGESTRAD - Evolución del carácter de oveja, yáng (羊).

Evolución del carácter de oveja, yáng (羊).

 

Por desgracia, esta forma de escritura podía representar conceptos simples, realidades tangibles principalmente, pero no podía abarcar todo el léxico de la lengua, razón por la cual empezaron a añadirse caracteres que aportaban una parte fonética y otros que, en combinación con los existentes, facilitaban la creación de nuevos conceptos o añadían un matiz a los originales.
Aparentemente, no existe una decisión deliberada detrás de la adopción de este sistema de escritura, aunque ahora sí sabemos que se trata de un idioma de tradición milenaria y en el que muchos de sus caracteres imitan la realidad a la que intentan representar, lo cual permite en gran medida la deducción del significado de un gran número de palabras una vez conocidos los caracteres fundamentales y, en consecuencia, facilita el aprendizaje de la lengua.

 

Cómo la lengua dibuja nuestro mundo y con él también nuestra personalidad.

 

La lengua nos abre puertas. Sin referirse a las famosas “puertas al futuro” en un mundo laboral, marcado por la globalización, se trata una llave universal para todo tipo de comunicación. A través de ella nos expresamos nosotros mismos, describimos el mundo tal como lo vemos y criticamos o apoyamos sus propiedades singulares. Somos lo que decimos.

 

¿Por qué el cielo ruso es mas azul?

¿Por qué el cielo ruso es mas azul?

 

¿Un inglés piensa diferente a un ruso?
El pensamiento está claramente influido por la lengua que una persona utiliza. Sus límites (en términos de léxico y gramática), muchas veces también representan los límites de su percepción del mundo. Esta visión de un universo más o menos colorido, dependiendo del idioma que lo describe, se confirmó en un estudio del año 2007 en los Estados Unidos. Fueron entrevistados y testados 26 rusos y 24 ingleses y literalmente el cielo sobre Rusia parece ser más azul que en Inglaterra. Donde el inglés utiliza adjetivos para describir los diferentes tonos de azul (“lighter blue”, “darker blue”), el ruso dispone de propias palabras (“goluboy”y “siniy”), por lo tanto también las ordena en dos propias categorías lingüísticas.

 

Las consecuencias de tal proceso se presentan de inmediato: La distinción entre los diferentes tonos de azul aparentemente es más fácil para un hablante nativo de ruso.  Resuelven las tareas con mayor velocidad que los nativos ingleses. Parece que su vista y por lo tanto también su capacidad perceptiva se agudizó con el uso de la lengua rusa. ¿Pero eso quiere decir que los alemanes, los españoles o los japoneses somos todos daltónicos?

 

El componente cultural
“Somos lo que decimos” no es una suposición sacada de la manga porque al igual que se demostró que la lengua influye nuestra forma de pensar, aplicado a la personalidad se presentan semejantes resultados: la percepción de sí mismo cambia, dependiendo del idioma que lo describe.

 

Michele Koven y Susan Ervin demuestran en sus investigaciones el asunto de manera independiente pero utilizando métodos parecidos. En conversaciones con personas bilingües (francés/portugués y francés/japonés) las respuestas a una misma pregunta varían según el idioma escogido como medio de comunicación. Cuando se describen a sí mismas por ejemplo, enfocan diferentes características personales, dependiendo a su vez de las características predominantes en las distintas culturas.

 

Este factor cultural sirve como base para muchos pensamientos críticos. No solamente la lengua sino su alrededor hace que nuestra percepción varíe. Las circunstancias bajo las que aprendemos un idioma influyen sobre la manera en la que sus hablantes se perciben a sí mismos dentro de este ámbito lingüístico. El ámbito geográfico o el modo de vida define la necesidad de denominar aspectos específicos, como las variaciones del azul, pero no impide su percepción. El hecho de hablar solamente un idioma no nos hace daltónicos, ni nos cierra puertas. Ser bilingüe tampoco nos hace tener una personalidad múltiple. Simplemente nos adaptamos a nuestro entorno porque al final de todo el ser humano es eso: un producto de la evolución.

 

 

 

Piedra Rosetta (British Museum)

Piedra Rosetta (British Museum)

 

La conocida como Piedra Rosetta es un monolito de 112x75x28 cm y 760 kg de peso que se conserva y se exhibe en el Museo Británico de Londres. Es en realidad un edicto del faraón Ptolomeo V publicado en Menfis en 196 a.C. Descubierta en 1799 por el soldado Pierre-François Bouchard durante las campañas de Napoleón a Egipto, pasó poco después a manos de los británicos.

 

La Piedra Rosetta es famosa por ser un raro ejemplo de texto escrito en tres sistemas de escritura de la Antigüedad y por haber servido para traducir los jeroglíficos egipcios. Contiene un mismo texto pero escrito primero en jeroglíficos egipcios, a continuación en escritura demótica egipcia (forma simplificada de los jeroglíficos usada en textos legales y comerciales) y en griego antiguo.

 

Es por ello que se ha convertido en un símbolo para traductores y lingüistas.

 

¿Por qué no vemos algo más concreto de cómo se descifraron sus jeroglíficos?

 

Fueron muchos los que desde la Antigüedad intentaron descifrar la escritura jeroglífica, así por ejemplo Horapolo (s. IV) en su obra Hieroglyphica analiza casi 200 jeroglíficos, en muchos casos indicando su significado correcto, pero con explicaciones erróneas, y sobre todo atribuyendo un carácter simbólico a los jeroglíficos ignorando su valor fonético, error en el que cayeron todos los autores que intentaron posteriormente descifrar la escritura jeroglífica: Dhul-Nun al-Misri, Ibn Wahshiyya, Johannes Goropius Becanus, Athanasius Kircher o Jörgen Zoega.

 

Ya en 1761 Jean-Jacques Barthélemy había sugerido que los signos enmarcados en cartuchos debían de tratarse de nombres propios. Pero fue Thomas Young quien dio pasos importantísimos en el desciframiento de los jeroglíficos. Así, hacia 1814 descubrió la similitud entre la escritura demótica y la jeroglífica y que la escritura jeroglífica era mixta (fonética y logográfica). Además, por sugerencia de Silvestre de Sacy, identificó el valor fonético de los nombres propios de los cartuchos con ayuda del texto en griego presente en la Piedra Rosetta.

 

El nombre en jeroglífico:

Ptolomeo Jeroglífico

 

pudo ser identificado con la palabra en griego

Ptolomeo greek

 

o sea, Ptolemaios (Ptolomeo).

 

A partir de ahí se pudo ir estableciendo equivalencias entre los tres sistemas de escritura:

 

Ptolomeo Hier Dem Greek

 

Con todo este material trabajó Jean-François Champollion (1790-1832), a quien se atribuye el desciframiento pleno de los jeroglíficos  El análisis de los signos de otros nombres entre cartuchos permitió a Champollion crear un “alfabeto” de los jeroglíficos egipcios con sus equivalencias en demótico y griego.

 

Ptolmis Kleopatra

 

Tableau des signes phonetiques
Tabla de signos fonéticos de Champollion

 

Champollion fue desarrollando el estudio de los jeroglíficos a través de diversas obras hasta culminar con una Gramática egipcia y un Diccionario egipcio de escritura jeroglífica (ambos publicados póstumamente).

 

Champollion descubrió que la escritura jeroglífica constaba de signos ideográficos, fonéticos y determinativos.

 

Ejemplo de signo ideográfico sería  que significa ‘Sol’ (y el dios Ra, el Sol).

Ejemplos de signos fonéticos serían  y  , que juntos darían

 

Y ejemplo de signo determinativo sería , que se usaba para indicar a un dios o un rey.

 

¿Por qué no estudiar jeroglíficos?

 

 

 

AGESTRAD Lenguas criollas por el mundo

 

La palabra «criollo» viene del portugués crioulo, que significa «negro nacido en las colonias» y cuya etimología latina, criare, quiere decir «alimentar» o «crecer». Por lo tanto, hace referencia al origen de cualquier persona africana, europea o mestiza que haya nacido y crecido en las colonias. El sentido de la palabra fue ampliándose poco a poco y, hoy en día, también nos referirnos a ella como a una lengua.

Las lenguas criollas son nuevos idiomas formados a partir de una o varias bases lingüísticas. Nacieron en los siglos XVI y XVII como resultado de la expansión europea en el Nuevo Mundo. Las primeras lenguas criollas surgieron probablemente en las plantaciones en las que trabajaban los esclavos, que mezclaban lenguas europeas, africanas y amerindias. En general, su gramática se basa en la africana, mientras que su léxico se parece más al europeo. Se trata de lenguas orales y, aunque existan diccionarios para algunas de ellas, muy pocas son escritas.

Un estudio realizado en 1977 por Ian Hancock, doctor en Lingüística de la Universidad de Texas, registró un total de 127 lenguas criollas diferentes en todo el mundo y los clasificó en función de su base lingüística. Aquellas con una base inglesa son las más numerosas (35 países), seguidas por aquellas con base africana (21 países), francesa (15 países) y portuguesa (14 países).

Están repartidas por todo el mundo, excepto en Europa. De hecho, en nuestro continente hay un único lugar en el que se habla una lengua criolla: Gibraltar. Allí encontramos el yanito, también conocido como spanglish, que es una mezcla de inglés y de español. Por otro lado, el mayor número de hablantes de una lengua criolla se encuentra en las Antillas. Lo cierto es que los lingüistas especializados en lenguas criollas han detectado que se trata, generalmente, de lenguas insulares, pero no conocen con certeza las razones de este fenómeno.

No obstante, estas lenguas son oficiales en muy pocos países. Por ejemplo, en Haití o incluso en las Seychelles, donde el inglés, el francés y el criollo son lenguas cooficiales.

¡Hasta pronto! O, como diríamos en Guadalupe, ¡a dan on dot soley!