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Cómo la lengua dibuja nuestro mundo y con él también nuestra personalidad.

 

La lengua nos abre puertas. Sin referirse a las famosas “puertas al futuro” en un mundo laboral, marcado por la globalización, se trata una llave universal para todo tipo de comunicación. A través de ella nos expresamos nosotros mismos, describimos el mundo tal como lo vemos y criticamos o apoyamos sus propiedades singulares. Somos lo que decimos.

 

¿Por qué el cielo ruso es mas azul?

¿Por qué el cielo ruso es mas azul?

 

¿Un inglés piensa diferente a un ruso?
El pensamiento está claramente influido por la lengua que una persona utiliza. Sus límites (en términos de léxico y gramática), muchas veces también representan los límites de su percepción del mundo. Esta visión de un universo más o menos colorido, dependiendo del idioma que lo describe, se confirmó en un estudio del año 2007 en los Estados Unidos. Fueron entrevistados y testados 26 rusos y 24 ingleses y literalmente el cielo sobre Rusia parece ser más azul que en Inglaterra. Donde el inglés utiliza adjetivos para describir los diferentes tonos de azul (“lighter blue”, “darker blue”), el ruso dispone de propias palabras (“goluboy”y “siniy”), por lo tanto también las ordena en dos propias categorías lingüísticas.

 

Las consecuencias de tal proceso se presentan de inmediato: La distinción entre los diferentes tonos de azul aparentemente es más fácil para un hablante nativo de ruso.  Resuelven las tareas con mayor velocidad que los nativos ingleses. Parece que su vista y por lo tanto también su capacidad perceptiva se agudizó con el uso de la lengua rusa. ¿Pero eso quiere decir que los alemanes, los españoles o los japoneses somos todos daltónicos?

 

El componente cultural
“Somos lo que decimos” no es una suposición sacada de la manga porque al igual que se demostró que la lengua influye nuestra forma de pensar, aplicado a la personalidad se presentan semejantes resultados: la percepción de sí mismo cambia, dependiendo del idioma que lo describe.

 

Michele Koven y Susan Ervin demuestran en sus investigaciones el asunto de manera independiente pero utilizando métodos parecidos. En conversaciones con personas bilingües (francés/portugués y francés/japonés) las respuestas a una misma pregunta varían según el idioma escogido como medio de comunicación. Cuando se describen a sí mismas por ejemplo, enfocan diferentes características personales, dependiendo a su vez de las características predominantes en las distintas culturas.

 

Este factor cultural sirve como base para muchos pensamientos críticos. No solamente la lengua sino su alrededor hace que nuestra percepción varíe. Las circunstancias bajo las que aprendemos un idioma influyen sobre la manera en la que sus hablantes se perciben a sí mismos dentro de este ámbito lingüístico. El ámbito geográfico o el modo de vida define la necesidad de denominar aspectos específicos, como las variaciones del azul, pero no impide su percepción. El hecho de hablar solamente un idioma no nos hace daltónicos, ni nos cierra puertas. Ser bilingüe tampoco nos hace tener una personalidad múltiple. Simplemente nos adaptamos a nuestro entorno porque al final de todo el ser humano es eso: un producto de la evolución.

 

 

 

Piedra Rosetta (British Museum)

Piedra Rosetta (British Museum)

 

La conocida como Piedra Rosetta es un monolito de 112x75x28 cm y 760 kg de peso que se conserva y se exhibe en el Museo Británico de Londres. Es en realidad un edicto del faraón Ptolomeo V publicado en Menfis en 196 a.C. Descubierta en 1799 por el soldado Pierre-François Bouchard durante las campañas de Napoleón a Egipto, pasó poco después a manos de los británicos.

 

La Piedra Rosetta es famosa por ser un raro ejemplo de texto escrito en tres sistemas de escritura de la Antigüedad y por haber servido para traducir los jeroglíficos egipcios. Contiene un mismo texto pero escrito primero en jeroglíficos egipcios, a continuación en escritura demótica egipcia (forma simplificada de los jeroglíficos usada en textos legales y comerciales) y en griego antiguo.

 

Es por ello que se ha convertido en un símbolo para traductores y lingüistas.

 

¿Por qué no vemos algo más concreto de cómo se descifraron sus jeroglíficos?

 

Fueron muchos los que desde la Antigüedad intentaron descifrar la escritura jeroglífica, así por ejemplo Horapolo (s. IV) en su obra Hieroglyphica analiza casi 200 jeroglíficos, en muchos casos indicando su significado correcto, pero con explicaciones erróneas, y sobre todo atribuyendo un carácter simbólico a los jeroglíficos ignorando su valor fonético, error en el que cayeron todos los autores que intentaron posteriormente descifrar la escritura jeroglífica: Dhul-Nun al-Misri, Ibn Wahshiyya, Johannes Goropius Becanus, Athanasius Kircher o Jörgen Zoega.

 

Ya en 1761 Jean-Jacques Barthélemy había sugerido que los signos enmarcados en cartuchos debían de tratarse de nombres propios. Pero fue Thomas Young quien dio pasos importantísimos en el desciframiento de los jeroglíficos. Así, hacia 1814 descubrió la similitud entre la escritura demótica y la jeroglífica y que la escritura jeroglífica era mixta (fonética y logográfica). Además, por sugerencia de Silvestre de Sacy, identificó el valor fonético de los nombres propios de los cartuchos con ayuda del texto en griego presente en la Piedra Rosetta.

 

El nombre en jeroglífico:

Ptolomeo Jeroglífico

 

pudo ser identificado con la palabra en griego

Ptolomeo greek

 

o sea, Ptolemaios (Ptolomeo).

 

A partir de ahí se pudo ir estableciendo equivalencias entre los tres sistemas de escritura:

 

Ptolomeo Hier Dem Greek

 

Con todo este material trabajó Jean-François Champollion (1790-1832), a quien se atribuye el desciframiento pleno de los jeroglíficos  El análisis de los signos de otros nombres entre cartuchos permitió a Champollion crear un “alfabeto” de los jeroglíficos egipcios con sus equivalencias en demótico y griego.

 

Ptolmis Kleopatra

 

Tableau des signes phonetiques
Tabla de signos fonéticos de Champollion

 

Champollion fue desarrollando el estudio de los jeroglíficos a través de diversas obras hasta culminar con una Gramática egipcia y un Diccionario egipcio de escritura jeroglífica (ambos publicados póstumamente).

 

Champollion descubrió que la escritura jeroglífica constaba de signos ideográficos, fonéticos y determinativos.

 

Ejemplo de signo ideográfico sería  que significa ‘Sol’ (y el dios Ra, el Sol).

Ejemplos de signos fonéticos serían  y  , que juntos darían

 

Y ejemplo de signo determinativo sería , que se usaba para indicar a un dios o un rey.

 

¿Por qué no estudiar jeroglíficos?

 

 

 

 

El Coco, la Bruja Piruja, el Ratoncito Pérez…

El mundo de los niños está lleno de seres fantásticos, y realmente fantásticos son.

 

2015-05-21-El-Coco-y-sus-amigos

Que viene el coco de Goya

En todas las sociedades los niños poseen un mundo propio de creencias que incluye multitud de personajes fantásticos. Estos personajes no suelen ser considerados como mitos en toda la extensión del concepto, pues sólo son “reales” para un determinado porcentaje de la sociedad: los niños más pequeños. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el porcentaje de infantes con respecto al total de la población no es tan desdeñable, deberemos concluir que estas creencias forman parte del “mundo real” de un gran número de individuos.

 

Aunque hoy en día la alusión a estos seres parece haber disminuido, siempre es interesante conocer en cualquier cultura a toda esta tropa de asustaniños o tragachicos. En el mundo hispánico se han contabilizado más de 250 seres.

 

El más conocido en España es, sin duda, el coco. La etimología del vocablo no ha sido aclarada. Se han propuesto el latin coquus ‘cocinero’ o el náhuatl kojko ‘daño’, pero J. Corominas y J. A. Pascual consideran que el origen de la palabra coco está en el lenguaje infantil, donde se usa con el significado de ‘objeto esferico’, ‘agalla’, ‘cabeza’, de hecho en otras muchas lenguas se emplean vocablos parecidos para designar objetos esféricos (gr. kókkos, ‘grano’, ‘pepita’, ital. còcco o cucco ‘huevo’, fr. coque ‘cáscara de huevo’, vasco koko ‘insecto, especialmente aquel negro, brillante y rechoncho’).

 

Una curiosidad: de este significado de ‘objeto esférico’ y luego ‘monstruo infantil’ habría derivado el nombre del fruto del cocotero. De hecho, la palabra coco en su significado de ‘fruto del cocotero’ procede de los portugueses (expedición de Vasco da Gama, 1498), que le dieron este nombre porque su forma esférica con tres agujeros a modo de ojos y boca les recordaba al coco, al fantasma infantil.

 

De lo que pueda ser la supuesta “vida” o “hechos” del coco no se conoce prácticamente nada, sólo se tiene una vaga idea de que comete atroces hechos, entre los que solo podría concretarse el de “devorar a los niños”, como se refiere en las expresiones de las madres a sus hijos Que te comerá el coco, pero del que simplemente se puede decir también Que viene el coco o Que llamo al coco. También puede llevarse al niño a algún lugar lejano para ya no volver nunca más.

 

Quizá la primera descripción de este personaje y sus hechos sea la de Sebastián de Horozco, quien en su Libro de los Proverbios Glosados (1570-1579) explica las expresiones “Cata el coco” o “guarda el coco” afirmando que:

 

«Estas son unas palabras para poner miedo o espanto espeçialmente a los mochachos que quando lloran o piden algo para hazerles callar o que no pidan les dizen, “Guarda el Coco.” Y Coco es un espantajo que les hazen de que ellos han miedo. Y son palabras con que suelen espantar al ladrón con la justicia que es el Coco y al enemistado con su enemigo y así de otros. Y suelen dezir en este caso quando uno es hombre bravo y desaforado. Fulano es tal que con él callan los niños quando lloran como se escribe de un caballero castellano llamado Melendo Rodríguez Gallinato en la Corónica del rey don Fernando 3 el Sancto que ganó a Sevilla y a toda la Andaluzía. Que este caballero tomó a los moros una torre en un lugar que se dezía Maragazamara a un quarto de legua de la villa y castillo de Morón. Y de allí corría a Morón hasta las puertas tres vezes al día de manera que no dexaba a los moros fuera de la villa cosa de que se pudiesen aprovechar. Y cobráronle tanto miedo los moros que no osaban salir fuera de la villa. Y quando algún niño lloraba le espantaban con él diziendo “Cata que viene Melendo”, y luego callaba» , y luego callaba. [Horozco, 1994: 266-267].

 

Sebastián de Covarrubias Orozco, quien recoge el vocablo en su Tesoro de la lengua castellana o española [Covarrubias, 1611: 326] nos ofrece otro dato interesante, el hecho de que sea «figura que causa espanto, y ninguna tanto como las que están a lo oscuro o muestran color negro». Con el paso del tiempo la representación popular lo ha concretado en un fantasma con una calabaza vacía como cabeza [Gran Diccionario Enciclopédico, 1996: 151], lo que quizá justifique más la etimología de J. Corominas y J. A. Pascual. Por otras fuentes podemos conocer que el coco tiene los pies peludos [Rosenfeld et alii, 2005] y la cabeza de calabaza [vid. Corominas, Pascual, 1980:110].

 

Federico García Lorca en una conferencia pronunciada en 1928 disertaba sobre El Coco del siguiente modo:

“El Coco […] forma parte de ese mundo infantil, lleno de figuras sin dibujar, que se alzan como elefantes entre la graciosa fábula de espíritus caseros que todavía alientan en algunos rincones de España […]. Dicen que EL COCO tiene la cabeza muy redonda y llena de pelo. Por ello los conquistadores llamaron del mismo modo a una fruta tropical con la que se encontraron al llegar a América […]. La fuerza mágica del Coco es precisamente su desdibujo. Nunca puede aparecer, aunque ronde las habitaciones. Y lo delicioso es que sigue desdibujado para todos. Se trata de una abstracción poética, y, por eso, el miedo que produce es un miedo cósmico, un miedo en el cual los sentidos no pueden poner sus límites salvadores, sus paredes objetivas que defienden, dentro del peligro, de otros peligros mayores, porque no tienen explicación posible. Pero no hay tampoco duda de que el niño lucha por representarse esa abstracción, y es muy frecuente que llame «cocos» a las formas extravagantes que a veces se encuentran en la Naturaleza. Al fin y al cabo, el niño está libre para poder imaginárselo. El miedo que le tenga depende de su fantasía, y puede, incluso, serle simpático. Yo conocí a una niña catalana que, en una de las últimas exposiciones cubistas de mi gran compañero de Residencia Salvador Dalí, nos costó mucho trabajo sacarla fuera del local, porque estaba entusiasmada con los «papos», los «cocos», que eran cuadros grandes de colores ardientes y de una extraordinaria fuerza expresiva.” [García Lorca, 1928 (1987): 289].

 

La primera vez que aparece el coco es en el Cancionero de Antón de Montoro, de 1445, donde leemos:

 

tanto me dieron de poco

que de puro miedo temo,

como los niños de cuna

que les dicen ¡cata el coco!

 

El Coco está presente en numerosas nanas españolas. La más antigua registrada se encuentra en el Auto famoso de los desposorios de la Virgen de Juan Caxés (1609) y reza del siguiente modo:

 

«Ea, niña de mis ojos,

duerma y sosiegue,

que a la fe venga El Coco

si no se duerme».

 

No obstante, la nana más popular en España, documentada ya en una colección de villancicos de 1649, dice así:

 

«Duérmete niño

duérmete ya

porque viene El Coco

y te comerá.

Cállate muchacho

duérmete poco a poco,

guarda, niño,

que viene El Coco».

 

En cualquier caso es claro que el coco, como tantas otras realidades de naturaleza popular (los chistes, las leyendas, los rumores, etc.), puede tener variantes dependiendo de la zona.

 

Se documentan otras variantes como Kukui (México), Cocomán (EE.UU.), Cocorícamo (Cuba), Cucufo (Perú). En España existen además las formas Cocón (Aragón), Caco (Mallorca), Cucala y Coco Cirioco [vid. Dingo, 2007].

Junto al coco conviven además otros equivalentes en distintas regiones de España: en Cataluña, Valencia e Islas Baleares está el papu, en Galicia se cree en el sacaúntos, en vasco existe mamo, mamorro, mamu, papao y mozorro.

 

En otra ocasión hablaremos de los amigos del Coco, como El Hombre del Saco, la Bruja Piruja, el Bu, el Tío Camuñas, el Papo…

 

 

 

Mambrú en la guerra

Mambrú en la guerra

 

Todas las lenguas han necesitado a lo largo de su historia incorporar realidades de origen extranjero. Esto se puede hacer de muchas maneras: mediante barbarismos, adaptaciones, calcos, eufonías

 

Algunos casos, como los que comentamos a continuación, son muy curiosos:

 

Así por ejemplo, los llamados etnónimos(denominación de un pueblo) y exónimos (denominación que recibe un lugar geográfico o una nación por parte de un pueblo extranjero).

 

Ya Julio César indica en su Guerra de las Galias que los que ellos llamaban galos, se denominaban a sí mismos celtas.

 

Los que en muchos idiomas llamamos siouxse denominan a sí mismos lakota, dakota o nakota (en función del dialecto), y es el origen del nombre de dos de los estados de EE.UU. (Dakota del Norte y Dakota del Sur).

 

Los que llamamos apachesse denominaban a sí mismos inde, dine o nide, que significa “el pueblo”. El nombre de apache en realidad le fue puesto por los españoles, y aunque tiene un origen incierto se ha sugerido que podría venir de la palabra zuñi apachu ‘indios navajos’, del yavapai pache, es decir, ‘enemigo’, o incluso del español mapache.

 

Otros exónimos curiosos son włosi, que es como los polacos llaman a los italianos (emparentado con el celta volcae, el godo *Walhs y el antiguo eslavo volojo, con que se denominaban a los pueblos románicos en general); niemcy(que vendría a significar ‘mudos’), que es como los rusos llaman a los alemanes; tedesco, que es como llaman los italianos a los alemanes; etc.

 

Por otro lado, los chinos se denominan a sí mismos han o zhong guo ren; los esquimales, inuit o yupik; los albaneses, shqiptar; los finlandeses, suomi… aquí nadie se llama como es.

 

Otros casos curiosos son las adaptaciones fonéticas, como las eufonías. Así, en América hay un sitio que sus habitantes llamaban Cuauhnáhuac, y como los españoles no podían pronunciar eso, pues acabó siendo Cuernavaca.

 

Y qué decir del encantador Mambrú de nuestra canción infantil “Mambrú se fue a la guerra…”. Pues que es en realidad nada más y nada menos que John Churchill, duque de Marlborough, quien participó en la Guerra de Sucesión Española. Pero claro, lo de mambrú es más fácil de pronunciar. Y así se quedó en español cuando se adaptó la canción del francés, canción que, por cierto, cuenta con diferentes versiones en muchas lenguas.

 

 

 

Sorteo-libros

Los-idiomas-no-son-barreras

Febrero-Frances-2015

 

“Un estudio elaborado por el Instituto Americano de Físicos de Emergencia en 2012 analizó los errores de interpretación que tuvieron consecuencias clínicas y constataron que el número de errores era significativamente más bajo entre los intérpretes profesionales que entre intérpretes ad hoc, un 12 por ciento frente a un 22 por ciento. Y entre los profesionales con más de 100 horas de práctica los errores caían hasta el 2 por ciento.

 

Interpretación médica

 

Sorprendente, sin duda. Ad hoc aquí significa novato e inexperto. En ciertos países como el Reino Unido y los Estados Unidos, la formación es una posibilidad para aquellos que cuentan con tiempo y dinero. ¿Qué debería abarcar esta formación si tenemos en cuenta que los estudiantes ya se desenvuelven como intérpretes generales?

 

  1. Terminología médica y fraseología. Es en lo que se piensa en primer lugar, pero hay mucho más de lo que a menudo se cree. Existen diferentes niveles de lenguaje médico. Existe el nivel técnico que utilizan entre sí los profesionales de la salud; después tenemos el nivel con el que acostumbran a comunicarse con personas que solo conocen un “registro” popular o no versados en el tema.

 

Tomemos el siguiente ejemplo:

 

Técnico: trombosis coronaria.

 

Popular: ataque al corazón.

 

No versados y niños: dolor fuerte en el pecho.

 

Los intérpretes expertos deberían conocer todos los registros y cómo utilizarlos. Muchas administraciones sanitarias locales publicaron glosarios en las lenguas más habladas en sus comunidades.

 

  1. Conocimiento básico de medicina, primeros auxilios y anatomía en ambas lenguas a nivel Wikipedia o cuidados básicos. Si el médico dice, “Creo que tiene el menisco roto. ¿Le duele?”, puede darse que el paciente no sepa dónde está el menisco, pero el intérprete sí tiene que saberlo.
  2. Tratar con personas (y consigo mismo) en circunstancias estresantes e incluso peligrosas. No hay que inquietar al paciente más de lo que ya está, al contrario; en ocasiones es el personal médico el propio problema porque no escuchan atentamente y con mente abierta, por ejemplo. Y, desde luego, el intérprete no puede desmallarse al ver sangre.
  3. Ética médica. El intérprete forma parte del equipo médico y tiene que respetar las mismas reglas que el resto, por ejemplo, saber qué o qué no se le puede contar a la familia del paciente.

 

Por lo tanto, lo ideal sería que la mayor parte de las interpretaciones las llevasen a cabo intérpretes formados y cualificados. Aun así existen varios matices. ¿Dónde encontrar los intérpretes que hablen los idiomas necesarios y cómo saber si están disponibles cuando y donde se les necesite?

 

Aquí es donde nos topamos con la realidad.

 

“Hace trece años, el estado de Oregón reconoció el problema y les pidió a médicos y hospitales que empezasen a utilizar intérpretes profesionales. La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud ha ampliado el tipo de materiales que los hospitales y aseguradores tienen que traducir para aquellas personas que no hablan inglés. Pero tras haber aprobado dicha ley hace más de una década, Oregón sigue teniendo problemas a la hora de proporcionarle a sus pacientes la interpretación médica que necesitan”.

 

“Eby [Helen Eby, una intérprete médica certificada en Oregón] dice que Oregón cuenta con unos 3500 intérpretes médicos [es decir, intérpretes que pueden actuar en tales situaciones], pero que sólo 100 de ellos cuentan con la cualificación oportuna. Es decir, hoy por hoy cuentas con un 3 por ciento de posibilidades de que te atienda un intérprete cualificado o certificado en Oregón, “dice que “En mi opinión las posibilidades son muy bajas”.

 

Esto sale en un artículo no sobre algún país subdesarrollado que carece de infraestructuras médicas, sino de un estado americano con un sistema sanitario altamente desarrollado.

 

Sabiendo que la situación no mejorará a corto plazo, soy partidario de la interpretación por teléfono, la cual debería hacer que el limitado número de intérpretes médicos fuesen más disponibles. Pero resulta que la interpretación por teléfono tiene sus propios problemas a la hora de interpretar: la lectura del informe médico. Otra solución sería la de formar a más intérpretes, sin embargo:

 

“Ella [Eby] dice que se tarda mucho tiempo y supone mucho dinero conseguir el certificado, y, tras haber pasado por toda esa formación, una persona puede encontrarse que él o ella puede conseguir más dinero o tener un estilo de vida más estable en otro trabajo – como el de traductor de sentencias judiciales. Eso se debe a que en la interpretación médica suelen ser [considerados] asesores y no se les pagan por los viajes. Además las horas pueden escasas y esporádicas”.

 

Así pues parte del problema y su solución potencial es financiera. La promoción de cursos debería estar dirigida, en primer lugar, en trabajar con intérpretes que ya cuentan con la experiencia general y deberían de ser cursos baratos y subvencionados. Los intérpretes médicos deberían de estar mejor pagados y deberían de existir unas diferencias mayores entre sus tarifas y las de los intérpretes sin formación para así crear un incentivo para actualizar sus respectivas formaciones.

 

Mientras tanto, animo a que la masa, el otro 97%, sea reconocido, estudiado e incorporado, no ignorado. En última instancia, al paciente debería dársele información al respecto. Algo como lo que sigue:

 

“El intérprete que le ha sido asignado es un intérprete general competente pero no cuenta con la titulación de Intérprete Médico Experto (EMI). [O, en algunos casos, “El intérprete… no tienes o apenas tiene experiencia en interpretación y no cuenta con el certificado…]. Tenga en cuenta de que el peligro de errores de comprensión es significativamente mayor cuando el intérprete no es un EMI, al igual que el peligro de un fallo de diagnóstico aumenta en el caso de que el médico no es un especialista.

 

Aquí le enumeramos algunas cosas que puede hacer para ayudar.

 

Si cuenta con un glosario bilingüe o información sobre el paciente y su estado médico lléveselas al intérprete lo antes posible.

 

¿Lo que dice el intérprete tiene sentido y encaja en el cuadro clínico? Si no, pídale al intérprete que repita, y si sigue sin entenderlo pídale una explicación de la traducción.

 

¿La interpretación es mucho más corta que el original? Si es así, asegúrese junto con el intérprete de que no ha olvidado nada.

 

No se apoye en pacientes cercanos o niños a menos de que no le quede otra alternativa. Es posible que sus traducciones se vean afectadas por su involucración emocional.

 

Interpretar es agotador. Procure ofrecerle al intérprete una pausa periódicamente.

 

Si el intérprete comete muchos errores, pida otro.

 

Y para los propios intérpretes:

 

Forma parte de un equipo médico, sujeto a ética médica. No intente intervenir en el tratamiento o diagnóstico de los médicos.

 

 

 

 

AGESTRAD-Spanish Translation Agency wishes you a Merry Christmas and a Happy New Year!

 

 

PIROPO

 

El ajetreo de la vida moderna —con la presencia de la mujer en el mercado de trabajo en pie de igualdad con el hombre, con el tiempo siempre corto de que disponemos y hasta con la comunicación masiva por Internet— ha hecho que se fuera perdiendo un hábito medieval que había perdurado hasta el siglo pasado: el cortejo mediante el piropo.

 

El nombre del gracejo galante proviene de la antigua palabra latina pyropus, que aludía a una ‘aleación de cobre y oro, de color rojo brillante’, procedente, a su vez, del griego pyropos, que significaba ‘de color encendido’ o ‘con aspecto de fuego’ y, principalmente, ‘de ojos de fuego’.

 

2014-12-16-Piropo

El Quitasol de Goya

 

Este color de pyropos, que sugiere fuego, deviene de la palabra griega pyr, pyrós ‘fuego’, un fuego que tal vez se vincule a la llama de las pasiones que van junto con el piropo. La voz helénica se ha conservado en nuestra lengua en el prefijo piro-, presente en piromanía, piromancia, pirómetro, pirotecnia, y la parte final de pyroposse forma con ops, que significa ‘aspecto, apariencia’, presente en español enoftálmico, oftalmología, óptica, de modo que, etimológicamente, piropo significa ‘con apariencia de fuego’.

 

Aunque la costumbre del piropo viene del medioevo, su nombre es más reciente: a comienzos del siglo XV piropo era ‘cierta piedra preciosa o metal brillante’, como la definía Juan de Mena; pero Quevedo la usaba culteranamente como ‘requiebro, flores, palabra lisonjera que se dice a una mujer bonita’, abriendo así el camino para donjuanes que saben valerse de la palabra como arma para sus conquistas.

 

¿Cuál habrá sido el itinerario desde el fuego o la piedra preciosa hasta la lisonja galante? Corominas observa que pyropum aparece al comienzo de la Retórica, de Arias Montano (1590), “en un contexto de incitante sensualidad” que debía grabarse en la mente de los jóvenes estudiantes, y supone que los muchachos llamarían a sus novias piropos, llevando el lenguaje de la escuela al de la calle.

 

En El mágico prodigioso (1637) de Calderón, como en otros poetas de su época, aparece piropo en un contexto de pompa y rebuscamiento:

 

[…] un rey, mayor de todos […] en su palacio cubierto de diamantes y piropos […]. 

 

Por la misma época, Quevedo elogia la boca de una mujer llamándola “tugurio de piropos”, pues la moda de aquel entonces exigía que las poesías de amor fueran escritas en la jerga afectada del culteranismo. En esa línea, Quevedo describía una sonrisa de mujer como un “relámpago de nieve entre rubíes”. Y el mismo Quevedo (1580-1645), en su jácara A una dama señora, hermosa por lo rubio, nos muestra cómo piropo se va encaminando hacia su significado actual, en este trecho citado por el propio Corominas:

 

Pues lléguese la mañana

con sus perlas y sus ostros

a sus dos labios que allá

se lo dirán en pyropos.